Permaneced en mí
“Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí (Jn, 15, 4). La sociedad moderna nos ha enseñado que sólo dentro de nosotros mismos encontramos el fundamento de nuestra identidad. Se nos ha hecho creer que nuestra voluntad es autónoma, que es innecesaria cualquier asidera externa. Basta pensar en nuestros intereses, convencernos de lo que nos conviene y ese es el único cimiento de nuestra vida. ¿Qué te da mejores resultados? ¿Dónde encuentras mayor éxito y más placer y disfrute? Vete por ahí. Pensar y vivir así nos desvincula de los demás. Por buscar el centro de la vida únicamente dentro de nosotros mismos, en los propios criterios, nos separamos de los demás, de la comunidad a la que pertenecemos. Y cuando tenemos dificultades nos cansamos, nos agotamos, nos secamos mental, emocional y espiritualmente. Y no nos atrevemos a decir: ...