6 de febrero de 1916: muere el poeta nicaragüense Rubén Darío



Sobre el diván dejé la mandolina
y fui a besar la boca purpurina,
la boca de mi hermosa florentina.

Y es ella dulce y rosa y muerde y besa;
y es una boca roja, fresa;
y Amor no ha visto boca como esa.

Sangre, rubí, coral, carmín, claveles,
hay en sus labios finos y crueles,
pimientas fuertes, aromadas mieles.

Los dientes blancos riman como versos,
y saben esos finos dientes tersos,
mordiscos caprichosos y perversos.

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