Entre la “mona” y el gol

Raúl Ochoa

A uno lo asesinaron, varios están presos, algunos vencieron la adicción… Adolescentes todos, conviven entre la tragedia y el anónimo éxito deportivo. Reclutados para los Juegos Nacionales Populares hilan aturdidores retazos de su historia. El organizador, José Mora, habla del desprecio oficial por el certamen, de cómo encaró a Margarita Zavala y de su amenaza de plantarse con sus chavos en el Zócalo o Los Pinos

Zurisaraí Angélica Liquidano, La Burro, es una joven y talentosa futbolista de la delegación Iztapalapa que alterna la actividad deportiva con la mona –esa estopa impregnada en activo, el solvente industrial para pegar plásticos–, una de las drogas de los jóvenes y adolescentes de las clases marginadas.
Su entrenador, Julio César López, la encontró “prendidísima a la mona” durante la repentina visita que hizo al hogar de la jugadora en vísperas del viaje a Acapulco para participar en los Juegos Nacionales Populares del 22 al 28 de agosto pasados.
Al final Julio César –que dejó temporalmente su oficio de albañil para entrenar al equipo de futbol rápido de Iztapalapa– celebró junto con Zurisaraí la medalla de oro, segunda para el equipo que además ostenta un subcampeonato en apenas tres celebraciones de esos juegos.
El plantel del entrenador es de 12 jovencitas –entre las que hay otras dos adictas– que entrenan en una cancha sin vestidores ni baños, bordeada por solares donde hombres y mujeres consumen drogas y vacían caguamas cotidianamente. En tal escenario las jugadoras tienen que cambiarse de ropa, a la vista de los espectadores.
A principios del mes pasado una bala en el corazón acabó con el capitán del equipo de futbol de Nayarit. La tragedia conmovió a los jugadores, pero los motivó e impulsó a ganar la final del certamen (en la categoría mayor, con participantes de 17 y 18 años) ante la favorita y hasta entonces invencible Baja California.
José Manuel Uriástegui, de 16 años, es el portero titular de la selección de la delegación Álvaro Obregón, pero no pudo ir a los juegos (en los que participaron mil 300 deportistas) porque meses antes fue aprehendido cuando robó el celular a un transeúnte.
José Manuel quedó libre el pasado 26 de junio después de pasar 12 meses en el Consejo Tutelar para Menores. Confiesa que su primer –y único– delito fue resultado de un año de drogarse, desde que en una fiesta lo encauzaron al mundo de la mona.
Al igual que José Manuel, Édgar El Pollo Medina Morales tiene 16 años y también ha tenido problemas legales a causa de la mona. Narra: “Estudiaba la secundaria, pero me descarrilé por la onda de los amigos. Por ellos caí en el vicio, en la drogadicción, y para quedar bien con los amigos empecé a robar. Los asaltos se me hicieron una costumbre. Ya no había límites: hubo un momento en que el exceso de drogas me impulsó a robar hasta cuatro o cinco veces por día. Ya no me importaba asaltar. Las ganancias las empleaba para el mismo vicio o para vestirme bien”.
El Pollo se ocupó en esos menesteres un año, hasta que el 3 de marzo de 2009 fue detenido por robo de auto a mano armada. “Me presentaron ante el MP y me fui directo al Consejo Tutelar para Menores, de la Obrero Mundial, en donde permanecí cinco meses. Salí bajo fianza pero me obligaban a firmar cada ocho días. Ahora que ya obtuve la hoja de libertad desde hace dos semanas, no me drogo ni tampoco robo y justo hoy (martes 31 de agosto) me inscribí en la secundaria”.
La historia cambió para El Pollo Medina, quien el pasado 28 de agosto fue nombrado Mejor Jugador de los Juegos Nacionales Populares en la categoría de 15 y 16 años. Fue el líder del equipo de futbol rápido y colaboró con cuatro goles –de los 10 que marcó en el torneo– para el título ganado por el Distrito Federal en la categoría varonil menor (con participantes de 15 y 16 años).
El “líder de la banda”

Los Juegos Nacionales Populares, que constan de las disciplinas lima lama, wushu y futbol rápido, tienen otros casos singulares.
El autodenominado “líder de la banda” José Mora, creador y coordinador de estos juegos, habla por primera vez de las desatenciones de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y de su director, Bernardo de la Garza.
Si bien el organismo respalda la realización de los juegos con una partida de 5 millones de pesos, lo cierto es que De la Garza los ha desdeñado, y a sus participantes, al extremo de que no ha ido a las conferencias de prensa. Menos a las dos últimas inauguraciones del certamen, que correspondieron a su gestión.
Mora afirma que al margen del certamen –que tiene un objetivo social y en algunos casos le ha cambiado la vida a los jóvenes adictos–, De la Garza “se ha dado su tiempo” para estar presente en cuanto torneo se pone en marcha. “Es un caso de discriminación porque es el único evento al que no ha asistido”.
El coordinador del certamen se le presentó, sin invitación de por medio, a Margarita Zavala cuando la esposa del presidente encabezaba el acto Brazadas por la Vida que convocó, según estima el entrevistado, al menos a 100 medios el pasado 29 de agosto.
Ahí no faltó De la Garza. También estaban el director del Instituto Telmex del Deporte, Arturo Elías Ayub, y hasta el extitular de la Conade Nelson Vargas, quien paralelamente organizó el Grand Prix de Aguas Abiertas (donde falleció la nadadora chiapaneca Lorena Arteaga Rodríguez a causa de los golpes que recibió al ser arrastrada por una ola. Arteaga tenía 45 años y estaba entre las ocho mejores nadadoras de su especialidad en América Latina. En su deslinde, la Acuática Nelson Vargas argumentó que la atleta no estaba inscrita en la competencia).
Durante el acto encabezado por Zavala “hubo mucha gente de traje, gente güera, de ojos azules, very nice, mientras que en nuestro caso, el de los pobres, de los jodidos, ocurrían casos como el de las niñas del Distrito Federal que estuvieron a punto de que las sacaran de la alberca del hotel por no llevar el traje de baño (…) sus padres tuvieron la gran disyuntiva entre comprarles un traje de baño de 300 pesos o comer durante una semana”, relata Mora.
Como pudo, a base de argucias “y de mucho valor”, José Mora eludió la estricta vigilancia del Estado Mayor Presidencial y de policías federales desplegada en torno al hotel Crown Plaza, sede del acto altruista. Pasó incluso sin mayores problemas el par de detectores de metales y aguardó pacientemente el momento. Cuando la esposa del presidente se marchaba del acto, Mora no pudo contener el coraje que le causó “la presencia de Bernardo de la Garza y del propio Vargas”, dice. Decidió enfrentar a la también presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral para la Familia (DIF): “Doña Margarita, permítame un momento”.
–Sí, dígame –dijo con amabilidad la esposa del presidente.
–Señora, ¿qué pasa?, ¿por qué ese desprecio, esa discriminación al deporte popular?, porque ayer tuvimos a muchísimos jóvenes aquí y ningún funcionario tuvo la delicadeza de presentarse a la clausura. Quiero hablar y reunirme con usted y de ser posible también con el señor presidente.
Margarita le garantizó turnarlo con Bernardo de la Garza, propuesta que Mora rechazó al instante: “Con ese señor no. Llevo seis meses pidiendo una cita con él para sensibilizarlo de la importancia del evento que estamos haciendo y el señor se ha negado a recibirnos”.
La presidenta del DIF le prometió entonces darle una respuesta en una semana. Pero ahora, advierte Mora, las cosas deberán cambiar porque si al cumplirse el plazo fijado no recibe el llamado de la Presidencia de la República, entonces “tenemos muy claro lo que haremos: vamos a darles una semana para que la señora nos reciba. De no hacerlo nos plantaremos con la banda afuera del Zócalo o frente a Los Pinos, hasta que la señora o el señor presidente nos atiendan. Tenemos que hablar de igualdad. Si hay algo que nos da el deporte es igualdad, porque adentro de una cancha o de un área de combate no sabemos quién es el rico. El que trae tenis de marca a lo mejor se los robó o los adquirió por medio de una tanda.
“Ya pasó una semana y no he recibido ninguna llamada. Pero esto ya tiene que trascender: vamos a acabar con esa discriminación. Vamos a fomentar la igualdad. Son muchas cosas y muchas las humillaciones que hemos recibido de Bernardo de la Garza y de su incondicional amigo Manuel Portilla, el subdirector de Cultura Física de la Conade, quien alguna vez me dijo, ante la negativa constante de su jefe para recibirme: ‘Ya ves, todos tus programas, todos tus proyectos, todos son unas chaquetas mentales’.”
Experto en plantones

Mora conoce el terreno que pisa: fue el primero en hacerle el clásico plantón a Carlos Hermosillo durante su cuestionada labor al frente de la Conade. La misma estrategia le aplicó a la excampeona mundial de 400 metros planos Ana Gabriela Guevara, cuando tomó las riendas del Instituto del Deporte del Distrito Federal, y hasta al propio Alonso Pérez, responsable de la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme), le cerró el ingreso a las instalaciones.
Dice al gobierno: “¡Métanse a las barrancas, a los barrios, para que vean cómo viven esas personas! Entonces se darán cuenta de que los perros de los ricos viven mucho mejor”. Y expone: “Ya llegó el momento de enfrentar las cosas, de decirle al señor presidente: ‘¡Trabaje para los jóvenes!’. Es el presidente, que merece respeto, pero también tiene la obligación de escuchar”.
Expone que a Margarita Zavala, como presidenta del DIF, a lo mejor le hubiera servido más estar con la banda y escuchar a esas niñas necesitadas y saber por qué algunas son adictas. “Por eso quería hablar con De la Garza y lo que ocurre realmente en los Juegos Populares, pero todo ha sido negativa tras negativa”.
Mora pregunta: “¿Sabe qué fue lo que volvió locos a los jóvenes participantes?... Haber comido tres veces al día. En el hotel les daban los platos llenos de alimentos y se los acababan. Y fue porque les conseguimos un hotel en mejores condiciones, porque nos querían enviar a un hotel lleno de cucarachas”.
Asegura que no es suficiente con los 5 millones de pesos que aporta la Conade, aunque precisa que no exige más recursos. “Hablo de sensibilidad. Imagínese si hubiera estado la esposa del presidente en la inauguración de los juegos. Nosotros tenemos muchos problemas en los estados que no quieren apoyar. En los estados tuve que ir a hacer un plantón en el Instituto del Deporte de Aguascalientes y en el de Oaxaca porque de plano se negaban a apoyar”.
El creador de los juegos clasifica a la juventud mexicana en tres estratos: “En el primero están los hijos de familia, los fresas, los juniors. De ahí me brinco al grupo tres, donde están los canijos, cuates que se drogan, que delinquen, que merecen un tratamiento, atención y terapia profesional. Son personas a las que ni el deporte las va a sacar de su mundo. Los Juegos Populares están ubicados en el grupo dos, que por obvias razones está muy alejado del grupo uno y más cercano al grupo tres. Ya se la saben, ya conocen ese medio. Son chavos que ya han probado las drogas. Muchos de ellos han caído al tambo y algunos de sus familiares están en el reclusorio por diversos delitos, pero a través del deporte le echan para adelante.
“Ese grupo es al que hay que estimular, son chavos canijos pero que buscan alternativas de vida. Con ellos trabajamos. Este año acudieron a los juegos mil 300 participantes.”
–Y ese es el grupo que al parecer no le importa a las autoridades del país.
–¿Sabe cuándo le va a importar?, cuando lleguen a ser del grupo tres, cuando roben e integren su banda. Imagínese a la gente del wushu –donde cinco o seis jóvenes que participaron en el campeonato nacional pueden parar de cabeza a cualquiera sin necesidad de armas– ante la falta de alternativas. Pero a De la Garza no le interesa. Por más que traté de hablarle para decirle que se trata de un movimiento social al que hay que enfocar conjuntamente con otra área.
Recuerda el caso de La Burro: “No iba a ir. El entrenador la iba a sacar porque estaba “prendidísima con la mona”. La hubiera visto celebrando el campeonato nacional. ¡Carajo! ¿Por qué el director de la Conade, la presidenta del DIF y el secretario de Desarrollo Social no se meten en estos casos? Sumérjanse para que aprendan. ¿Por qué los discriminan?”.
Cada estado tiene sus propias historias de vida. Esta vez el coordinador programó un cuadrangular entre las ciudades más violentas del país, donde no hay muchas opciones para la práctica del deporte: Culiacán, Ciudad Juárez, Tijuana y Reynosa. Ésta declinó la invitación y su lugar fue ocupado por la delegación Cuajimalpa. Así nació el torneo Bandera Blanca y el título correspondió a Ciudad Juárez.
“Eso es lo que necesitamos, pero es más fácil discriminar, marginar. ¡Ya basta! Le hago un fuerte reclamo a Bernardo de la Garza, porque al director de la Conade no le interesa y no está presente. El presidente fue a Juárez, pero ya cuando había pasado la tragedia. ¿Necesitamos que ocurra otra tragedia para que esté con nosotros? Estos son chavos que se la saben, que son cabrones, que han andado en el barrio, que se la rifan, pero que buscan un mundo mejor.
“(De la Garza) no puede decir: ‘Ahí están los 5 millones y no sé ni para qué son’. El señor presidente tiene que saber para qué son esos 5 millones y obligar al director general de la Conade a involucrarse con ese movimiento social, que va dirigido a los que menos tienen. No puede ser que ese mismo día haya llegado De la Garza a participar en un acto de ricos junto con Nelson Vargas, quien tampoco hizo nada por el deporte”, acusa el coordinador de estos juegos. 

http://www.proceso.com.mx/rv/hemeroteca/detalleHemeroteca/152198

Proceso, Nº 1766, 5 de septiembre de 2010

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