Nosotros: clave y delicia de la vida (Germán Dehesa)

Germán Dehesa, fallecido el día de ayer, escribió el martes 31 de agosto de 2010:
"Es necesario que entendamos que vivimos, como decía, Baudelaire en "Un bosque de símbolos".
Que si, por ejemplo, un padre golpea a un hijo, con ese golpe le está queriendo decir miles y miles de cosas que, a lo mejor, ni el padre ni el hijo entienden del todo.
A lo que voy es a esto: si en verdad queremos vivir, tenemos que hacerlo con un nivel de atención que no solemos invertir ni siquiera en aquellos eventos donde nuestra vida entra en zonas de alto riesgo.
La jirafa nunca descansa y prefiere siempre vivir en grupo.
Imagino a esos ricachones que viven en mansiones rodeadas por unos parques inmensos.
Si algo les pasa (y a todos nos pasa algo tarde o temprano) ni quien se entere, o se enterarán tarde y por los periódicos.
Estas líneas las escribo a favor de la cercanía, de lo confortable que es trasladarse del odioso yo al acogedor "nosotros".
Esto lo hice yo, ¡ay, tú!, esto lo hicimos "nosotros".
En cuanto asoma el nosotros, asoma lo humano.
En el Renacimiento, brotó esta enfermiza obsesión por el yo y así pasamos del edificador anónimo de catedrales, al soberbio creador de alguna estatua, o de alguna cúpula.
Ser nosotros es la plenitud y la delicia de lo humano.
Por supuesto que hay pasos que sólo el individuo puede dar, pero el mero y cotidiano avanzar por la vida es asunto de "nosotros".
Nadie conoce todos los secretos y recovecos que tiene el vivir.
Yo menos que nadie, pero hasta yo adivino que la clave está en el nosotros que es una delicia.
Comparen el hecho de comprar un helado para nuestro gusto, a comprar el mismo helado para compartirlo con alguien que será nuestro cómplice en ese súbito nosotros.
Queda con esto demostrado que no es bueno que el hombre ande solo".
La clave está en el nosotros. Trasladémonos del odioso "yo" al acogedor "nosotros". Lo humano asoma cuando invitamos, compartimos, soñamos, cultivamos, jugamos, estudiamos, conversamos, luchamos, reímos, caminamos, paseamos, observamos. Avanzamos en la vida acompañados, ayudados y ayudando a los demás. No es igual comprar un helado para comérnoslo solos, que para invitar y compartir con otros. Si en verdad queremos vivir, hagámoslo con un nivel de atención como si se tratara de vivir en zonas de alto riesgo o suma belleza. Nosotros, es la plenitud y una delicia. Así de grande era Germán Dehesa. Una palabra y un testimonio para tomar en cuenta.
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