Los jóvenes dan esperanza a un mundo difícil
Paseo a la Rosa María organizado por la Sociedad de Alumnos de la Prepa "González Ortega". Febrero de 2004 |
Georg Sporschill sostuvo en Jerusalén una serie de conversaciones con Carlo María Montini. El tema principal son los jóvenes. De ese diálogo productivo surgió un libro que se publicó con el título Coloquios nocturnos en Jerusalén. Debido a la situación compleja que viven los jóvenes actualmente y a su inmenso potencial en espera de ser despertado y acompañado, desde hoy y en los próximos días haré algunos comentarios a propósito de dicho libro, que mucho tiene que decir a los jóvenes y a sus educadores, llámense padre, madre, maestro, maestra, tutor, asesor, entrenador, amigo, amiga.
Georg Sporschill y Carlo María Martini tienen en común que ambos son sacerdotes católicos, ambos son jesuitas y ambos han dedicado buena parte de su servicio religioso al acompañamiento y la educación de jóvenes. El primero es austriaco y el segundo italiano. El padre Georg trabaja para ayudar a niños de la calle y a jóvenes desamparados. El padre Carlo María Martini fue cardenal de la diócesis más grande del mundo, Milán, desde 1980 hasta 2002, año en que cumplió 75 años de edad y presentó al Papa su renuncia, tal como establece el Código de Derecho Canónico y se fue a vivir a una sencilla habitación del Instituto Bíblico de Jerusalén, donde da clases, investiga, dirige Ejercicios Espirituales y dialoga con las personas que lo buscan en busca de su palabra sabia y comprensiva.
En el prefacio del libro, el cardenal Carlo María Martini afirma que lo realmente importante son las preguntas de los jóvenes. Es necesario acercarse a la palabra sincera y espontánea de los jóvenes. En sus críticas y en sus rechazos al mundo de los adultos los jóvenes revelan mucho de lo que tenemos que aprender de ellos.
"Yo personalmente estoy convencido de que, donde hay conflictos, está ardiendo el fuego, está actuando el Espíritu Santo. Eso mismo es lo que he experimentado una y otra vez en el encuentro con tantos jóvenes a lo largo de mi vida".
El cardenal Martini expresa en las primeras páginas del libro su confianza en los jóvenes:
"Muchos diálogos con los jóvenes me han motivado. En los jóvenes hemos experimentado una Iglesia abierta. Ellos luchan contra la injusticia y quieren aprender a amar. Ellos dan esperanza a un mundo difícil".
En los conflictos y tentaciones de los jóvenes hay semillas de porvenir y de esperanza. En sus búsquedas, tensiones, errores, propuestas, acciones y preguntas buye el Espíritu, vibra la pasión que necesita el mundo para salir de la apatía y la indiferencia. Los jóvenes nos motivan a caminar junto a ellos y luchar por alternativas que mejoren nuestra difícil realidad. Los jóvenes traen un mensaje de esperanza. Ellos nos enseñan cómo tiene que ser la Escuela, la Iglesia, la Sociedad. Sólo se precisa dialogar, buscar el entendimiento mutuo y la acción compartida.
Los jóvenes tienen sensibilidad de justicia y olfato para hallar la verdad. Quieren aprender a amar. Los jóvenes dan esperanza a un mundo sumido en el caos.
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