Trabajo docente y enfoque de competencias
Sesión del Consejo Académico de la Prepa "González Ortega". Jueves 10 de noviembre de 2011 |
Mi labor docente y el enfoque de competencias*
El centro de todos los esfuerzos educativos es el aprendizaje, el aprendizaje de los estudiantes (y también de los maestros, porque nunca se termina de aprender). Entiendo que los alumnos aprenden más por lo que hacen, que por lo que escuchan y ven. El aprendizaje activo trata de poner en práctica una educación relevante (que responde a los intereses y necesidades de los jóvenes) y pertinente (que responde a la necesidad de que lo académico ayude a enfrentar y resolver los problemas de la vida). Eso es lo que pretendo con mis actividades de enseñanza.
Este aprendizaje activo trato de ponerlo en práctica cuando las clases empiezan con preguntas, con historias o cuentos o experiencias de la vida real. El propósito es partir de lo real y que los estudiantes vean que el tema teórico tiene relación con asuntos cotidianos. Luego viene la lectura y la búsqueda de conocimientos valiosos. En ocasiones yo escribo los apuntes de clases; en la mayoría de las veces, los muchachos buscan por sus propios medios los contenidos del programa.
A los muchachos les propongo un método sencillo de búsqueda de información: dar una ojeada al material, formularse preguntas, leer con atención, asimilar y comprender lo que el autor nos trata de decir. Al final, cada estudiante realiza un texto libre en el cual explica qué le inspira la lectura, cómo lo aplica a su vida y qué aspectos de la realidad le ayudó a descubrir.
Vueltos a la clase, después del estudio individual o en equipo, en sesión plenaria se escuchan las diferentes conclusiones, se dialoga, su busca aclarar las ideas y el profesor revisa trabajos y los alumnos se llevan la tarea de corregir ortografía, descubrir errores y profundizar en la reelaboración de su texto.
Las diferentes actividades de aprendizaje pretenden que los estudiantes desarrollen distintos procesos intelectuales, en un proceso que va de menor a mayor complejidad: identificar, clasificar, comparar, analizar, asimilar, comprender, aplicar a la propia vida y a las circunstancias en que se vive, y finalmente, reflexionar acerca de qué aprendí y cómo lo aprendí.
Al inicio el curso se establecen los parámetros de evaluación de las distintas evidencias de aprendizaje. Excelente: cuando los resultados de las actividades de aprendizaje superan las expectativas académicas y dan cuenta de un alto compromiso del estudiante. Satisfactorio: cuando los resultados de las actividades de aprendizaje cumplen con las expectativas académicas; sin embargo, su nivel de profundidad y amplitud se limita estrictamente a lo solicitado, identificándose en los productos la posibilidad de concretar alcances superiores, o bien, algunas carencias que el participante podría haber resuelto con un poco más de atención, o incluso al atenderlas adecuadamente y con mayor profundidad hubiera alcanzado la excelencia. No satisfactorio: cuando los resultados de las actividades de aprendizaje no reúnen las características básicas de forma y contenido propuestas para su realización, por lo tanto, difícilmente contribuirán a que el estudiante pueda cumplir con los propósitos educativos de la asignatura respectiva.
Asimismo, como miembro de la administración escolar he procurado colaborar para que las actividades que realicemos en la escuela, en la medida de lo posible, sean planeadas con la participación del profesorado y personal administrativo, desde unos objetivos y valores creados por consenso, y que respondan al tipo de sociedad, al perfil de estudiante que se pretende formar y a la visión y misión de nuestra escuela que pretendemos mejorar.
La gestión educativa que pretendemos busca generar ambientes de aprendizaje; entornos, situaciones y ambientes estimulantes y estrategias de salón de clases que generen reflexión, diálogo y pasión por aprender. Igualmente, la gestión educativa de la escuela que queremos implica evaluar constantemente nuestras acciones, de modo que juntos y en un clima de comunicación, maestros y estudiantes van reconociendo el proceso que vamos teniendo en nuestra tarea de enseñar y aprender, con el propósito de comprender y mejorar nuestra tarea y las actividades que hacemos.
Hugo Ávila Gómez
*Texto presentado en la reunión del Consejo Académico, celebrada el día 10 de noviembre de 2011
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