24 de marzo: recuerdo del martirio de Óscar Arnulfo Romero
El 24 de marzo de 1980 fue asesinado monseñor Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, por negarse a callar ante la injusticia, los abusos a los derechos de los salvadoreños y la violencia. Con motivo del Día Internacional del derecho a la verdad sobre las violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas, la Asamblea General de la ONU recordará a Óscar Arnulfo Romero este 24 de marzo "como un humanista consagrado a la defensa de los derechos humanos, la protección de vidas humanas y la promoción de su dignidad".
Comparto unas palabras dichas por don Óscar Arnulfo Romero el 5º domingo de cuaresma, el 1º de abril de 1979.
"...escuchamos esto que viene bien con la apropiación de la redención por medio del bautismo: "Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. Pero si muere, dará mucho fruto". Y sigue el Evangelio: "El que se ama a sí mismo, se pierde; y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga; y donde esté Yo, allá estará también mi servidor. A quien me sirva, el Padre le premiará". ¡Esto es para nosotros!, ¡esto no es historia de hace veinte siglos! ¡Esto es el Misterio Pascual encarnándose en el Cuerpo de Cristo que somos hoy, nosotros, los bautizados de 1979!
A cada uno de nosotros nos está diciendo Cristo: si quieres que tu vida y tu misión fructifique como la mía, haz como Yo: conviértete en grano que se deja sepultar, déjate matar, no tengas miedo. El que rehuye el sufrimiento, se quedará solo. No hay gente más sola que los egoístas, pero si por amor a los otros das tu vida como yo la voy a dar por todos, cosecharás muchos frutos. Tendrás las satisfacciones más hondas. No le tengas miedo a la muerte, a las amenazas, contigo va el Señor.
El que quiera salvar su alma, es decir, en frase bíblica, el que quiera estar bien, el que no quiera tener compromisos, el que no se quiere meter en líos, el que quiere estar al margen de una situación en que todos tenemos que comprometernos, éste, perderá su vida. Qué cosa más horrorosa haber vivido bien cómodo sin ningún sufrimiento, no metiéndose en problemas, bien tranquilo, bien instalado, bien relacionado políticamente, económicamente, socialmente. Nada le hacía falta, todo lo tenía. ¿De qué sirve? Perderá su alma. Pero el que por amor a Mí se desinstale y acompañe al pueblo, y vaya en el sufrimiento del pobre, y se encarne y sienta suyo el dolor, el atropello; éste ganará su vida, porque mi Padre lo premiará.Hermanos, a eso nos llama la palabra de Dios en este día y yo quisiera, de veras, tener toda la capacidad de convicción para decirles: ¡vale la pena ser cristiano!"
Óscar Arnulfo Romero fue un obispo callado, entregado a su ministerior y a sus libros, hasta que mataron a un amigo suyo, Rutilio Grande, defensor de los derechos de los campesinos. La realidad de dolor y injusticia que vivían los pobres de El Salvador despertó a conciencia de aquel obispo introvertido. En adelante se volvió un defensor de la dignidad de la gente más humilde. Ese motivo lo llevó al martirio. Un día como hoy fue asesinado. Sus palabras, su espíritu cristiano, su bondad y su testimonio siguen entre nosotros.
Óscar Arnulfo Romero, un hombre que se comprometió, que se metió en líos por ponerse del lado de las víctimas de injusticia y violencia. Un hombre que ganó su vida. Y que sigue vivo.
Óscar Arnulfo Romero, un hombre que se comprometió, que se metió en líos por ponerse del lado de las víctimas de injusticia y violencia. Un hombre que ganó su vida. Y que sigue vivo.
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