¿Hasta cuándo?

La verdadero franja de Gaza.
El Fisgón. La Jornada. 11 de julio de 2014




El 25 de mayo pasado el Papa Francisco, en el pueblo donde nació Jesús, Belén, dirigió estas palabras a las autoridades palestinas:


Ha llegado el momento de que todos tengan la audacia de la generosidad y creatividad al servicio del bien, el valor de la paz, que se apoya en el reconocimiento, por parte de todos, del derecho de dos Estados a existir y a disfrutar de paz y seguridad dentro de unos confines reconocidos internacionalmente

Ni dos meses pasaron para que los cañones y los aviones de guerra rompieran la frágil tregua que se mantenía desde 2012. De por sí el sufrimiento era bastante en los campos de refugiados. Palestina entera parece un campo de refugiados dependiendo del humor de los israelíes para suministrar los servicios de agua potable y energía eléctrica. Con los bombardeos y los combates por tierra, con fuerzas desiguales, volvemos a enterarnos de muertos, heridos, casas destruidas, familias que tienen que dejar su precario arraigo.

¿Por qué nuevamente la violencia? ¿A cuál de las partes ha faltado la generosidad y la creatividad para ayudar al bien, a la paz y al reconocimiento pleno de dos estados, como Israel y Palestina? 

Si uno de los dos no quiere, no hay pleito. El problema está en ambas partes. Los palestinos están sofocados por las medidas israelíes que les impiden vivir con libertad y autonomía en su propia tierra. Grupos extremistas defienden su derecho con violencia. 

Hace una semana asesinaron a tres jóvenes judíos. Y la respuesta fue aplastante. 900 toneladas de bombas han caído sobre la población palestina. Los bombarderos no distinguen justos de pecadores. Todos la pagan. La mayor parte de los muertos y heridos son civiles, ajenos a las disputas guerreristas. Todos palestinos.

Por lo pronto, la voz del Papa fue desoída. No ha llegado el momento de gestos de reconciliación. Los viejos odios siguen vivos. Dañando a la población inocente.

El lunes 26 de mayo, en el palacio presidencial de Jerusalén, el Papa Francisco sugirió al Presidente de Israel las salidas a este largo conflicto:


Se debe rechazar firmemente todo lo que se opone al logro de la paz y de una respetuosa convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes: el recurso a la violencia y al terrorismo, cualquier tipo de discriminación por motivos raciales o religiosos, la pretensión de imponer el propio punto de vista en perjuicio de los derechos del otro, el antisemitismo en todas sus formas posibles, así como la violencia o las manifestaciones de intolerancia contra personas o lugares de culto judíos, cristianos y musulmanes.


En esta semana volvió a despertar el rugido de lo que se opone a la paz y la convivencia entre judíos, cristianos y musulmanes. La violencia, el terrorismo, la distinción por motivos religiosos y étnicos, la actitud de imponer el propio punto de vista.

¿Hasta cuándo dejaremos de ver casas destruidas por la guerra absurda, padres cargando a sus hijos pequeños sin vida, rostros de dolor y de desesperación? ¿Cuándo se sentarán judíos y palestinos a platicar sus diferencias y crear las condiciones para convivir en paz, como vecinos que necesitan de una tierra propia?

Jerusalén es signo de paz. Ciudad con significado sagrado para musulmanes, judíos y cristianos. El Papa Francisco hizo mucho para avanzar en la comprensión y el acercamiento. La ONU y la comunidad internacional podrían actuar para alejar la violencia y acercar la concordia. ¿Hasta cuándo?  


(HAG)


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